Las pinturas abstractas de Sabine Endres tienen un efecto ligero y generoso. Las superficies en movimiento se condensan en grupos aislados sobre el lienzo, se agrupan en un virtuoso frenesí de color y a veces se conectan mediante delicadas líneas. De maneras muy diferentes, estas composiciones diversas recuerdan estructuras vegetales, paisajes o mundos submarinos. Sin embargo, siempre resultan tan indeterminadas y desprovistas de toda interpretación que dejan al espectador espacio para sus propias asociaciones e ideas. Son instantáneas de la creación artística y han surgido por completo de la esencia de la pintura pura.
Alexandra Wendorf
Historiadora del arte y redactora jefe de barton