«Platos de porcelana con bordes dorados o decoraciones elaboradas, escenificados como piezas de joyería brillantes, relucientes y valiosas, contrastan con objetos cotidianos como cuencos de plástico, paños de cocina, postales y carteles. Los cuadros de Suscha Korte están a veces espartanamente vacíos o parecen desordenados y desordenados a primera vista. A pesar de su muy diferente puesta en escena, son cuadros con un horizonte narrativo. Los objetos individuales simbolizan etapas de la vida, experiencias o acontecimientos individuales. Muestran rastros de vida y narran la vida cotidiana. Detrás de los objetos se esconde una persona concreta. Los cuadros son retratos sin personas, porque las obras no retratan a una persona individual ni representan un destino individual, sino que son un retrato de nuestra humanidad como tal. Esto se expresa simbólicamente con cosas que desempeñan un papel en nuestras vidas, como cartas, vajillas y refranes educativos». (Dra. Ina Ewers-Schultz)