El artista italiano Lorenzo Quinn es actualmente uno de los escultores contemporáneos más destacados. Su obra se inspira en grandes maestros como Miguel Ángel, Bernini y Rodin. Expuestas internacionalmente, tanto sus obras monumentales expuestas en espacios públicos como sus obras más pequeñas e íntimas transmiten su pasión por los valores imperecederos y las emociones auténticas. Es sobre todo conocido por sus expresivas creaciones de manos humanas. "Quería modelar lo que se considera la parte más difícil del cuerpo humano y, por tanto, el mayor reto técnico", explica el artista. "La mano tiene un poder inmenso: el poder de amar, de odiar, de crear, de destruir".
Biografía
Nació en Roma en 1966, hijo del actor mexicano Anthony Quinn y de su segunda esposa, Yolanda Addoloi.
Estudió arte en la American Academy of Fine Arts de Nueva York.
Se casó con Giovanna Cicutto en 1988. Tras el nacimiento de sus tres hijos, la pareja dejó Nueva York y se instaló en España.
Las obras de Quinn se encuentran en colecciones privadas de todo el mundo y se han expuesto internacionalmente en los últimos 20 años. La obra «El Árbol de la Vida», encargada por las Naciones Unidas, fue emitida como sello por la organización en 1993. Al año siguiente, el Vaticano le encargó la escultura de San Antonio para la Basílica del Santo en Padua, en conmemoración del 800 aniversario de su nacimiento. La figura fue bendecida por el Papa en presencia de 35.000 personas.
Entre las obras de arte público que ha creado figuran «Encounters», expuesta en el Museo de Arte Moderno de Palma de Mallorca, «The Tree of Life» en la iglesia de San Martín de Birmingham, «Creation», «Volare» y «Crossing a Millennium» en King Edward’s Landing Bridges. «Rise Though Education» y «Reaching for Gold» se instalaron en el Centro de Excelencia Deportiva ASPIRE de Doha (Qatar) en 2005.
La historiadora Consuelo Císcas Casaban describe la obra de Quinn como «profunda, espiritual y existencial, ya que trata de las pasiones que experimentamos como seres humanos y plantea preguntas sobre la verdad absoluta que nos hacemos en silencio… Son esculturas basadas en los grandes mitos y que hacen referencia a los temas imperecederos y recurrentes de nuestra civilización, que hacen desaparecer las diferencias de cultura y tiempo».
